TAICHI CON ABANICO
Durante el mes de julio, en Escuela Tantien abrimos un espacio para explorar el Taichi con abanico (Taiji Shan), una práctica que aúna coordinación, ritmo, expresión corporal y atención plena (mindfulness).

El calor del verano no fue un obstáculo, sino un contexto que nos invitó a movernos con más consciencia y suavidad. El abanico, además de ser una herramienta técnica dentro de la práctica -que ayuda a marcar direcciones, trabajar la coordinación y dar ritmo al movimiento-, también aporta algo más sutil: nos invita a movernos con suavidad, a escuchar el espacio y a dejar que el cuerpo respire con el gesto.

En el curso participaron 16 personas con distintos niveles de experiencia. Desde quienes se acercaban por primera vez al trabajo con abanico hasta practicantes con recorrido previo, el grupo se fue construyendo como un espacio de respeto, atención mutua y aprendizaje colectivo.
Propusimos dos recorridos paralelos:
- Para quienes ya conocían esta práctica, profundizamos en la forma de 48 movimientos, poniendo el foco en la coordinación, la fluidez, la precisión y la conexión corporal.
- Para quienes se iniciaban, trabajamos una secuencia progresiva de 10 movimientos diseñada por el Dr. Wang Xiaojun, enfocada en la familiarización con los principios técnicos del trabajo con abanico.
Aunque el abanico es un objeto técnico y expresivo, su uso también exige un tipo de presencia especial. Abanicar no es simplemente moverse: es atender al gesto, sostener la energía y dirigir la intención.

A lo largo de las sesiones trabajamos mucho más que formas y secuencias, cultivamos la escucha interna, el respeto por los propios ritmos y la posibilidad de moverse con precisión sin perder la suavidad. Además, al final de cada clase, la práctica no terminaba del todo: surgían conversaciones espontáneas, intercambio de experiencias, preguntas y reflexiones compartidas, … Este espacio que suele darse al final de cada sesión es siempre tan valioso como la práctica misma: en él se comparten preguntas, se aclaran dudas y se ponen en común experiencias que ayudan a integrar lo aprendido. También es clave para fortalecer el vínculo entre las personas, dar lugar a lo humano y hacer que el grupo se sienta más unido.
Además, los beneficios físicos son notables. El Taichi fortalece las piernas, mejora el equilibrio y fomenta la flexibilidad. Esto lo convierte en una actividad ideal para contrarrestar los efectos de un estilo de vida sedentario.
A lo largo del curso entregamos también materiales de apoyo (manual y vídeo) para que cada persona pudiera continuar su proceso de forma autónoma. Y es que el objetivo final del Taichi no es solo enseñar secuencias o conocer las aplicaciones marciales escondidas en cada movimiento, sino ofrecer herramientas para que la práctica se integre en la vida cotidiana, más allá de la clase.
Queremos agradecer profundamente la implicación, la apertura y la constancia de las personas que participaron en el curso. Enseñar y practicar en grupo no es solo una transmisión técnica, es principalmente un intercambio humano.
El Taichi, en cualquiera de sus formas, nos invita a habitar el cuerpo de otra manera, a crear espacio para la presencia y a descubrir cómo el movimiento puede ser también una forma de quietud.

Sigamos practicando juntos/as en el camino..
Si te interesa esta práctica, puedes unirte a nuestras clases semanales o a los próximos cursos en Escuela Tantien. Estaremos encantados/as de acompañarte.

Escuela especializada en Taichi, Qigong (Chikung) y Mindfulness. Un espacio apropiado donde aprender a cuidarte por dentro y por fuera, mejorar la salud, la longevidad y disfrutar de la vida. Un equipo de profesionales con gran experiencia dirigidos por Félix Castellanos (desde 1987). Conexión cuerpo-mente.